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¿Nostalgia de algún sabor de tu infancia? Lo mismo aún puedes encontrarlo

INRED agencia

No recuerdas bien lo que solían tomar tus padres en el bar de siempre aquellos domingos a la hora del aperitivo. Pero sí lo que pedían para ti y tus hermanos: «Y para los niños, una Mirinda». El nombre del refresco forma parte del imaginario de marcas de la mayoría de los que fueron niños en los 70 y 80 y aunque muchos piensan que no “sobrevivió” al maremágnum de enseñas que, desde entonces, han estado entrando y saliendo del mercado, no es así. Mirinda aún vive.

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Estados Unidos, Alemania, China, Costa Rica o Argentina son algunos de los países en los que se comercializa Mirinda a día de hoy. Y también, España, aunque no está disponible en cualquier bar. En la actualidad solo es posible encontrarla en Canarias, un motivo más para dejarse caer de vez en cuando por las Islas Afortunadas…

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La ahora marca de PepsiCo no fue la única bebida mítica de la época. Los zumos Tang causaban furor en las fiestas de cumpleaños y en las tardes más calurosas de los veranos ochenteros. Un sobre del producto y agua era lo único que se necesitaba para “fabricar” la bebida en casa. Algo que los que en aquellos días eran niños pueden seguir haciendo hoy ya que Tang, aunque haya quien no lo crea, sigue comercializándose en algunas grandes superficies.

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Otros sabores propios de aquellos veranos eran los de los helados más exitosos. Drácula o Colajet estaban, sin duda, entre ellos por su sorprendente combinación de sabores. ¿Los recuerdas? Si tienes alguna laguna o nunca los has probado tienes la posibilidad de hacerlo porque tanto uno como otro se pueden encontrar en algunos supermercados. Puede que su aspecto haya cambiado a lo largo de estos años pero no su sabor (en teoría). No corrieron la misma suerte (la de sobrevivir) otras míticas variedades como Frigo Dedo o Frigurón, que un día desaparecieron de los carteles y los refrigeradores de la tienda donde comprábamos los helados para no volver jamás.

Tras volver del cole tocaba merendar. Los bocadillos de Nocilla era una de las alternativas más comunes a los de fiambre o embutido. A las clásicas versiones de chocolate y chocolate y leche, se unió durante un tiempo (breve) la de fresa. A veces, las meriendas terminaba con un yogur Yoplait o Chambourcy, o se acompañaban de un batido Ryalcao. Ninguna de estas marcas puede ya encontrarse en los estantes de los supermercados. Más suerte tienen los que se criaron en el levante y el este peninsular. Los que amenizaban sus tardes con un batido Choleck pueden seguir haciéndolo ya que la marca sigue siendo de lo más popular en la zona. También, y tras varios cambios de propietario, la marca Cacaolat no solo logró permanecer sino incluso ha conseguido extender su comercialización desde su zona de referencia original (Cataluña y Levante) a prácticamente todo el territorio español.

Y el día que tocaba comer chuches, los que no solían faltar eran los chicles. Los Bang Bang eran famosos por las enormes pompas que permitían hacer aunque si hay un chicle mítico de los 80 ese es el Cheiw. Hoy, unos y otros se han convertido en auténticos objetos de coleccionista y encontrarlos en una tienda de ultramarinos de cualquier rincón de España resulta, desde hace tiempo, misión imposible. Los interesados pueden probar suerte, en todo caso, en webs de subastas o de compra/venta entre particulares.

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