Ni grandes, ni pequeñas, ni líquidas.
El mundo de la publicidad se debate entre agencias grandes y agencias pequeñas; en busca del equilibrio perfecto.
Si eres demasiado grande, la agencia se vuelve lenta, burocrática, cara, poco innovadora… Si, por el contrario, es pequeña, le faltan recursos, no llega a todo, carece de capacidad de reacción.
Por eso, el nuevo paradigma son las agencias elásticas, que pueden crecer o decrecer según las necesidades, y que tienen, a la vez, las ventajas tanto de ser grande como de ser pequeño.